La profesión de enfermería sigue considerándose hoy una carrera vocacional, pero existen muchos factores estresantes que producen cierta desidia entre algunos trabajadores, desencanto, frustración y bajo rendimiento laboral.
Motivación y elementos motivadores son necesarios para seguir disfrutando de nuestro trabajo.
En esta mesa se nos mostró cómo algunos hospitales favorecen el intercambio provisional de profesionales, dándoles a conocer la forma de trabajar de otras organizaciones, facilitando nuevos aprendizajes y estableciendo canales de comunicación y colaboración entre estos profesionales.
Por otro lado, hay que buscar las diferencias entre los profesionales que rinden más que otros en su trabajo y las encontramos en relación con la motivación intrínseca, aquella que es perdurable en el tiempo y crea pilares más sólidos y duraderos para combatir la desidia profesional. A su vez, el empuje que los verdaderos líderes saben transmitir a su equipo puede ser clave para atajar conductas desmotivadoras. Saber motivar debe formar parte del perfil de los actuales mandos intermedios.
Se explicaron novedosas e interesantes técnicas sobre cirugía podológica y artroscopia del hombro.
La asunción de las mismas por parte del personal supone asimilar nuevos conocimientos y la consecuente adaptación del equipo de trabajo (siempre complicada ante cualquier cambio).
Respecto a nuevas tecnologías, se comentó su amplio uso por parte de la sociedad en general: cada vez existen pacientes más informados (que no mejor), se desarrollan sistemas que favorecen la interacción entre personas de un modo inmediato…
Con ello se nos invitó a reflexionar sobre la posibilidad de emplear esas herramientas para la orientación a resultados en el desempeño profesional y para lo cual deberemos incorporar las denominadas competencias digitales a nuestro currículo.
Conceptos ampliamente utilizados en salud, cobran especial sentido en un entorno como el Quirófano y las unidades quirúrgicas, en las que pueden aparecer errores como consecuencia de fallos latentes en el entorno asistencial y el gran número de procesos y procedimientos que se aplican.
Se nos advirtió del riesgo que existe cuando el entorno empeora poco a poco, de manera que casi no lo percibimos y cuando queremos reaccionar puede ser demasiado tarde.
Para evitar situaciones como ésta, necesitamos indefectiblemente de INDICADORES para poder medir nuestra situación, analizarla y aplicar las correspondientes medidas correctoras.
Nos contaron cómo el benchmarking puede resultar necesario y efectivo para buscar cambios positivos. Se trata de compararnos con otros, identificar dónde se realiza el proceso que pretendemos implementar con mejores resultados y adaptar su modelo a nuestro entorno.
Durante esta mesa redonda también escuchamos una lección de vida. Una experiencia en primera persona de un paciente que nos mostró la necesidad de atender también a las necesidades menos físicas y más relacionadas con los valores humanos.
La Cirugía Ortopédica y la Traumatología actual presentan un alto nivel de complejidad en sus técnicas, un elevadísimo número las mismas, y un incremento en el número de actuaciones sobre pacientes así mismo complejos. Esta mesa redonda ha planteado diferentes aspectos sobre la actuación de enfermería ante estos retos, y en el contexto de un equipo multidisciplinar.
Carlos Martín Trapero, nos ha mostrado la necesidad de hablar un lenguaje enfermero común y universal, en referencia a las taxonomías NANDA, NOC y NIC, que no sólo facilitan nuestra labor, sino que contribuyen claramente al mejor enfoque del conjunto de cuidados que hay que volcar sobre los pacientes. El ponente se hace eco, por un lado de la necesidad de actuar en el quirófano con esta metodología, ya que identificamos problemas en el paciente, con lo que estamos estableciendo diagnósticos o juicios de valor (nos falta ponerle la etiqueta taxonómica), determinamos qué queremos conseguir (objetivos- criterios de resultado), y ponemos en marcha acciones para ello (intervenciones enfermeras con la actividades correspondientes). Por otro, también constata las limitaciones o deficiencias, ya que la rigidez de las taxonomías en ocasiones, la similitud terminológica y lo lejano de los conceptos recogidos suponen un freno al trabajo basado en la metodología enfermera propuesta por NANDA-NOC-NIC. A pesar de ello, es partidario de su desarrollo porque el empleo del lenguaje común recogido en estas taxonomías, le confiere uniformidad y validez al trabajo independientemente de la unidad, centro o país en el que se realice la labor de enfermería.
Ana Cristina Fernández Mur ha tratado un tema de enorme actualidad como es el de las úlceras por presión, señalando la imperiosa necesidad de que enfermería estandarice los cuidados y la prevención, así como la coordinación de todos los estamentos sanitarios implicados para conseguir la mejor solución de los pacientes en ese problema. El uso de guías de práctica clínica para la prevención de UPP y la creación e implementación de protocolos de actuación, contribuyen a la disminución de la incidencia de UPP. Son necesarias la aplicación de escalas de riesgo validadas como la de Branden para identificar al paciente con arreglo al código 47 NANDA I, como de riesgo de integridad cutánea. Las intervenciones irán entonces encaminadas a incidir sobre los factores fundamentales, como los Cuidados de la piel, Control de la Humedad, Correcta Nutrición e Hidratación, Manejo de las Presiones (incluyendo cambios posturales, movilización, protección local y superficies especiales), y la educación sanitaria al paciente y al cuidador.
Y por último, Mercedes Blasco y Francisca Palmero han desarrollado exhaustivamente la actuación de enfermería ante un tema como el de las fracturas osteoporóticas de la cadera, es decir, las más graves y frecuentes en el anciano por factores como
Ello hace necesario que la problemática sea estudiada y tratada por un equipo multidisciplinar en el que intervienen Traumatólogos, Internistas, Anestesistas Rehabilitadores, Enfermeras, TCAEs, Trabajadores Sociales, Especialistas en Terapia ocupacional, Fisioterapeutas, en una colaboración constante y conjunta para abordar de forma integral al paciente, logrando así bajar la mortalidad, el número y la gravedad de las complicaciones, y la estancia hospitalaria, aprovechando eficientemente los recursos disponibles disminuyendo el coste económico del proceso.
Y además, con esta manera de actuar, no sólo se ha aumentado la satisfacción de paciente, sino también la de los profesionales implicados en el proceso.
En los momentos críticos y en situaciones extremas poseer motivación intrínseca (ya comentada) supone un valor añadido entre los profesionales que las atienden, puesto que redunda en la eficiencia de su labor.
La coordinación del equipo, su constante actualización y una óptima utilización de los recursos permite una asistencia rápida y eficaz para conseguir prestar cuidados de calidad al politraumatizado, tanto en la escena del accidente como en el traslado, si éste fuera preciso.